jueves, 21 de agosto de 2008

Perquè els contes no són mai com te'ls van explicar...

Riera de Ciuret, (entre los días 4 y 9) de Julio de 2008


Es extraño el hecho de que muchas personitas dependan de ti durante casi quince días; esto está escrito en Riera de Ciuret, mientras escucho El calor del amor en un bar, de los grandes Gabinete Calighari. Es extraño mi estado de ánimo apesadumbrado en este día de lluvia, y la relación que guardo hoy con mis amigos; no es la misma que la de los anteriores días, y no se porqué. Es extraño el hecho de que he tenido que interrumpir este escrito para despedirme de una persona; no la conozco de hace muchos días, pero por las circunstancias que han envuelto los últimos días me ha dado pena que se marchase. Todas las personas merecen oportunidades, supongo, pero es que las relaciones humanas- y los problemas de salud- son tan influyentes que ni nosotros mismos nos entendemos (no sólo a veces, sino muchas veces).

Entre niñas ya en el camino de ser señoritas o incluso mujeres, estoy escribiendo, mientras una- ya mujer- me dificulta seguir con mi tarea; de todas formas, la sigo queriendo igual, por su humildad y sencillez. Hay otra a mi lado, bebiéndose el resto de una manzanilla de otra niña (la cual yo misma he preparado), cuyas cartas van dirigidas una a su madre, otra, a su padre; no puedo creer lo injustos que pueden-¿o debería decir podemos?- ser los adultos, que solo piensan-pensamos- en nosotros mismos sin pensar cuan perjudiciales pueden resultar nuestros actos en otros que no tienen la culpa.

Por el pasillo anda otra ya mujer que va a sentarse con un proyecto de hombre: se llama María y es mi amiga; ella también ha pasado un mal trago con la despedida de la supuesta desconocida.

No hay comentarios: